Nueva derrota electoral del
Partido Popular © Juan Fernando
Sánchez LaExcepcion.com
(15 de junio de 2004)
Y ya van dos en tres meses... Las elecciones de alcance
nacional empiezan a serle sistemáticamente esquivas al PP (Partido
de la Prepotencia), el mismo que llegase a creerse inmune a la
derrota. Pero aún tiene que aprender a perder.
El 13 de junio, fecha de las elecciones europeas en España, el
llamado “Partido Popular” (!?) volvía a salir derrotado en unos
comicios de alcance nacional. Y esta vez, sin atentado de por
medio.
Los líderes del PP y sus voceros mediáticos venían asegurando,
desde el 14-M (fecha de la anterior derrota de este partido), que
los resultados de las generales habían obedecido al efecto en la
población del terrible macroatentado del 11-M, así como a la gestión
que del mismo hizo, sobre todo en la víspera de la cita electoral,
el entorno del PSOE. El miedo a los terroristas, por un lado, y la
manipulación del grupo PRISA (afín al PSOE), por otro, habrían sido
los factores responsables del supuesto vuelco electoral del 14-M,
caracterizado, según esta tesis, por una rendición de buena parte de
los votantes al chantaje terrorista y a la manipulación del “comando
Rubalcaba”.
Por supuesto, se trataba de una lectura parcial e
interesada que intentaba deslegitimar la victoria
de un partido distinto del PP. Ignoraba, por ejemplo, la escandalosa
tergiversación informativa a cargo del gobierno de Aznar en las
horas y días inmediatamente posteriores al 11-M, así como lAa
percepción que de la misma llegó a tener la mayor parte del
electorado (ver Apuntes
tras el 11-M). A pesar de ello, la idea llegó a cuajar en
buena parte de los votantes de la derecha sociológica, que
esperaban, a partir de ahí, una inversión de los resultados del 14-M
en cuanto expirase el “efecto 11/13-M”; es decir, en cuanto
quedase claro para la mayoría que buena parte del voto dominante de
aquella cita electoral había sido fruto del shock emocional y
de la manipulación de PSOE-PRISA. Se admitía, más o menos
tácitamente, que para la fecha de las elecciones europeas, el 13 de
junio, dicho efecto ya estaría superado.
Pues bien, esa fecha llegó y, con ella, la nueva derrota del PP.
Sin atentado y sin “efecto 11/13-M”. Ciertamente, la penosa
actuación del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS)
ayudaría, de manera paradójica, a mitigar el alcance y la percepción
de esa derrota. Pocas semanas antes del 13-J, una encuesta del CIS
auguraba una participación del 77% de los electores en las europeas
y una aplastante victoria del PSOE, que obtendría cerca del 10% más
de votos que el PP. Si el CIS estuviera trabajando para este último
partido (?) seguramente no lo habría hecho “peor”.
Ya antes de aquello era de prever que las elecciones europeas,
tradicionalmente poco atractivas para el electorado (no sólo en
España), contarían con un alto índice de abstención. Y era de
suponer que ésta, además, perjudicaría especialmente al voto del
PSOE. Los votantes fieles del PP, enrabietados por la
inesperada y “fraudulenta” derroAta de su partido el 14-M, acudirían
en masa a votar el 13-J. En cambio, los nuevos votantes
llegados al PSOE en las últimas generales podrían darse por
satisfechos con haber desalojado del poder al Partido de la Guerra,
y quizá sentirse indiferentes ante las europeas. Salvo, claro está,
que comprendiesen la importancia de estas últimas como
reválida, al menos de cara a la galería, de los resultados
del 14-M. Fue en este contexto en el que los resultados de la
encuesta del CIS vinieron para lanzar un balón de oxígeno al PP
gracias al efecto relajación (desmovilización) que,
sin duda, provocaron entre muchos electores que el 14-M habían
votado al PSOE: si iba a votar cerca del 80% de la gente y el PSOE
iba a ganar por paliza, entonces –pensaron– puede que “mi voto”,
sólo uno entre tantos, no resulte decisivo.
Naturalmente, hubo otros factores en la enorme abstención del
13-J (el buen tiempo, incluido), verdadero síntoma de una
construcción europea efectuada al margen de los europeos. Fueron
también millones quienes, habiendo votado al PP el 14-M, se
abstuvieron de hacerlo en junio. Pero es de rigor admitir que la
abstención, por las razones susodichas, resultó más perjudicial
para el PSOE.
Y, sin embargo, fue el PSOE el partido ganador. Por
más que el entorno PP-COPE (y compañía) se resista a admitirlo, no
fue el Partido de la Prepotencia el triunfador del 13-J.
Naturalmente, esa resistencia se debe a que aceptar la verdad obvia
(la victoria del PSOE) les obligaría a reconocer que sus análisis
post14-M fueron erróneos (por usar una palabra suave) y/o
interesados (para decirlo con más precisión). Es asAí como el
entorno belicista, y muy particularmente su sección episcopal
(cadena COPE), vuelve a cuestionar, en la práctica, la legitimidad
de unos resultados electorales. Y a hacerlo, de nuevo, por la
sencilla razón de que no les han sido favorables,
aunque esta vez para ese cuestionamiento recurran al grotesco
expediente de negar la realidad matemática resultante del escrutinio
electoral. Apañados estamos con semejantes demócratas (cuyos
representantes políticos, por cierto, siguen impunes tras los
crímenes bélico-terroristas en los que han sido partícipes en los
últimos tiempos).
En su delirio simulador, el señor Jiménez (rutilante estrella
matutina de la COPE) llegaba a recordar a los incautos que, a fin de
cuentas, el Partido Popular Europeo había derrotado por
aplastante mayoría al Partido Socialista Europeo. Ergo… en
España había ganado el PP. Pero ésta no es sino la lógica habitual
de las estrellas de la cadena obispal, que ahora se usa para negar
la derrota de los suyos igual que antes sirvió para llamar al
ejército estadounidense “libertador de Irak”.
Concluyamos. Que nadie se llame a engaño: ni una sola de
las líneas previas busca sacar la cara por el PSOE y su
gobierno, la mayor parte de cuyos pasos desde el 14-M no
hacen sino confirmar nuestros peores pronósticos tras su victoria
(ver Zapatero
presidente: ¿Más de lo mismo?). Aquí no se pretende otra
cosa que el esclarecimiento de la verdad, la denuncia de la
manipulación (de uno y de otro lado) y, de paso, el sueño de que el
Partido de la Prepotencia siga aprendiendo a perder.
Para escribir al autor: juanfernandosanchez@laexcepcion.com © LaExcepción.com
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